La culpa fue de lo más puaggg (SOS).
Cuando todavía éramos simplemente una publicación en papel, esa pequeña revistita que repartíamos casa por casa a más del 90 por ciento de los domicilios de la comarca de manera totalmente gratuita para cada destinatario, era la sección con más éxito, quizá por el morbo que provocaba leer los “disgustos” ajenos, las protestas, las pataletas… Siempre nos pareció bien ofrecer un espacio en un medio (privado y sin subvenciones) de amplia difusión en la que cada uno, a título individual, pudiera expresar sus quejas e insatisfacciones, un espacio en el que practicar la Libertad de Expresión que consagra nuestra Constitución.
La sección nos dio más de un disgusto. Un error demostradamente involuntario, sólo un error, nos complicó la existencia porque un funcionario de cierto ayuntamiento se sintió señalado en uno de esos “puajes”, y con uno de esos abogados que por otras razonas ya nos había atosigado bastante, un tipo de esos que te hacen llegar a pensar lo miserable que puede llegar a ser el uso maquiavélico del conocimiento, nos denunció. Otros, no sólo se limitaron a pensar que los autores de los textos éramos nosotros mismos, sino que así lo difundieron (sin poder probarlo nunca, claro) allá donde se les antojó con tal de desprestigiarnos. Nunca fue así. Incluso llegamos a perder clientes, nuestra única fuente de ingresos a pesar que muchos llegaron a identificar la revistita con organismos oficiales, porque también se dieron por aludidos con las libres opiniones de nuestros lectores. Clientes que nos retiraron su publicidad como fórmula para ejercer su inaceptable presión.
Y lo más fuerte: en un momento dado el Ayuntamiento de Ibi nos retiró la publicidad institucional, su única colaboración con la publicación. Porque, presuntamente, algunos de los comentarios habrían molestado a los que, no sabemos muy bien por qué, todas sus acciones deben ser perfectas, exentas de errores y fallos. No obstante, durante el largo periodo en el que la revista fue condenada al ostracismo, otros medios (públicos, claro, pero también privados) recibieron un gran apoyo. Desde luego lo nuestro no es hacer la pelota a nadie.
Todas estas circunstancias, en medio del agua de la crisis que empezamos a vivir hace ahora dos o tres años, nos empujaron a abandonar el soporte en papel y la distribución (conceptos ambos nada baratos), para pasar al soporte digital. Y aquí estamos, con el mismo espíritu y con la misma ilusión y, sobre todo, con la misma filosofía de defender los derechos porque expresar una queja o una opinión (siempre y cuando sea de forma educada y no ofensiva), no sólo no hace daño sino que contribuye a elevar el espíritu cívico propio de sociedades democráticas.
Nunca, jamás, hemos llamado a ninguna puerta pidiendo dinero, ayudas económicas, prebendas o tratos de favor a cambio de no se sabe qué. Nuestro propósito es vivir y pagar nuestras facturas (como cualquiera) a cambio de un trabajo que para nosotros tiene una gran vocación por el servicio público. De ahí el que siempre lo hayamos concebido de tal manera que al consumidor final no le cueste ni un céntimo y que los anunciantes obtuvieran un soporte creíble, honesto y con tanta calidad como en cada momento nos ha sido posible.
Ahora son momentos duros y, como antes, seguimos sin ningún tipo de ayuda institucional. Es más, sufriendo la dura competencia de los medios de comunicación públicos que no son capaces de explicarnos en detalle los conceptos que facturan. Ni ellos ni los responsables políticos a los que nos hemos dirigido por escrito (pasados por registro) que no se han dignado a contestar a pesar de que la Ley les obliga. Así que, por todo ello, estamos pidiendo ayuda, ayuda a comerciantes y ofertantes de servicios para que usen nuestros medios para publicitarse, pero también a quienes nuestra oferta les parece interesante a los que no pedimos dinero, sino colaboración. Por favor, usen nuestras secciones, escriban sus “puajes” o sus “muajes”, envíen felicitaciones a quienes se lo merezcan, opinen de nuestros contenidos y, si les apetece, escuchen nuestra oferta radiofónica. Todo lo que estamos haciendo, lo hacemos cargados de ilusión y siempre pensando en quienes son receptores de nuestro trabajo, o sea tú. ¡Gracias!